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Doctor José Perea

Motilidad Ocular  y  Estrabismos
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Término Definición
síndrome interpeduncular

Enfermedad cuya lesión se encuentra en la parte media de ambos pedúnculos cerebrales. El proceso ocasiona parálisis bilateral del III par y cuadriplejia espástica.

síndrome mesencefálico dorsal

Sinónimo de “Síndrome de Parinaud”.

síndrome peduncular anterior

Sinónimo de “Síndrome de Weber”.

síndrome pretectal

Sinónimo de “Síndrome de Parinaud”.

síndrome restrictivo

Cualquier dificultad de movimiento de los ojos, motivada: por obstáculo o impedimento anormal de tipo mecánico (bridas, pegaduras o adherencias congénitas, traumáticas o postquirúrgicas), o por alteración de la estructura (fibrosis) de alguno de los efectores musculares debido a modificación de sus propiedades viscoelásticas (“anquilosis” del ojo de Guerin). También esta limitación puede aparecer por procesos patológicos (enfermedad de Graves o miopías magnas). Los signos que dan carácter y singularizan al síndrome restrictivo son:

  • Limitación funcional en determinada dirección. 
  • Retracción y hundimiento del globo por el efecto “brida”.
  • Movimientos verticales anómalos originados por la corta longitud que presentan los músculos horizontales debido a su patológica elasticidad.
  • Aumento de la PIO por la resistencia que opone, a determinado movimiento, el músculo antagonista homolateral restrictivo.
síndromes del lago cavernoso
  • Lesión a nivel anterior del lago cavernoso. Presenta un cuadro similar al del síndrome de la hendidura esfenoidal (oftalmoplejia completa con participación de los tres pares craneales oculomotores, asociado a anestesia corneana y exoftalmía por estasis de las venas oftálmicas). La etiología corresponde a procesos tumorales, traumatismos o aneurismas.
  • Lesión a nivel de la parte media del lago cavernoso. A la alteración de los tres pares craneales oculomotores se asocia trastorno de la rama oftálmica y maxilar superior del trigémino. Las lesiones a este nivel suelen corresponder a un aneurisma carotídeo, fístula carotido-cavernosa o tromboflebitis del seno.
  • Lesión a nivel posterior del lago cavernoso. Puede hallarse afectado solo el VI par, aunque posteriormente pueden ser invadidos el IV y el III. Es constante la alteración del V par (rama motora y las tres ramas sensitivas). También el simpático, dando el síndrome de Claude-Bernard-Horner. Es el síndrome del agujero rasgado anterior, cuya causa suele corresponder a aneurisma de la carótida o a tumores de la región vecina.
sinergia

Acción coordinada de varios músculos para realizar conjuntamente determinado movimiento. Puede ser sinergia homolateral, como es el caso del músculo recto superior y oblicuo inferior de un ojo para producir supraducción. Puede ser sinergia contralateral, y su ejemplo el recto lateral de un ojo y el recto medio del otro para hacer dextroversión; también ambos rectos medios o ambos rectos laterales para ejecutar movimientos de vergencia o disyuntivos: convergencia los rectos medios y divergencia los rectos laterales.

sinergista

Músculo que actúa en “concurso activo” con otro u otros músculos para realizar un movimiento.

sinoptiscopio

Sinónimo de “Sinoptóforo”.

sinoptóforo

Haploscopio preparado óptimamente para mantener relajada la acomodación y poner al sujeto en condiciones de visión lejana. Ahora bien, la sensación de cercanía del aparato en la exploración y la proximidad de los tests incitan a la acomodación proximal (vergencia proximal). Está basado en el principio de presentar por separado a cada ojo un objeto mediante sendos tubos unidos al armazón del aparato, con opción de regular la iluminación y la distancia interpupilar. La motilidad ocular puede investigarse mediante movimientos rotatorios de los tubos en torno a los tres ejes de Fick. Los test a utilizar son de: percepción simultánea, fusión y estereopsis. En España, los sinoptóforos más utilizados fueron los de Cüppers (Oculus), Clement Clarke y el de Alfonso Castanera Pueyo.

sinoptómetro

Haploscopio que, a diferencia del sinoptóforo, los tests son vistos sobre estrechos espejos en los que se reflejan, permitiendo que la exploración sea en condiciones más reales y, además, con menor sensación de tener los tests cerca de sí. Esto lo califica de menos disociante. También presenta mayor capacidad para hacer el estudio en posiciones oblicuas. 

sistema arterial orbitario

Es variable. Procede de la arteria oftálmica (rama de la carótida interna), de la arteria meningo-lacrimal (rama de la meníngea media), y de las arterias palpebrales (ramas de la facial). La arteria oftálmica, tras emerger del seno cavernoso, se dirige hacia adelante en el espacio subaracnoideo, por debajo del nervio óptico, hasta llegar al conducto óptico por donde entra en la órbita en situación inferoexterna con relación a éste. La arteria oftálmica alentrar en la órbita, en un trayecto de 5,0 mm se mantiene relacionada con la cara externa del nervio óptico, al que acompaña. Seguidamente, cambia la dirección hacia adentro y adelante, cruzando al nervio por encima. Al llegar a la parte interna de éste, vuelve a variar la orientación para dirigirse hacia adelante, cerca de la pared interna de la órbita, entre los músculos recto medio y oblicuo superior. Termina su porción más anterior saliendo de la órbita por encima del ligamento palpebral interno y por debajo de la tróclea, a nivel del ángulo superointerno. Tras perforar el septum orbitario toma la denominación de arteria angular.

En el trayecto orbitario, la arteria oftálmica da las siguientes ramas:

  • Arterias que irrigan la porción posterior del nervio óptico.
  • Arterias ciliares largas posteriores. Con frecuencia son en número de dos: la ciliar larga interna y la ciliar larga externa. Ambas se dirigen hacia adelante para penetrar la esclera a 4,0 mm del nervio óptico, externa e internamente. Las dos arterias ciliares caminan por la supracoroides según la proyección de los rectos horizontales (III y IX horas). Estas dos arterias ciliares largas, junto con las ciliares anteriores derivadas de las musculares, formarán el círculo arterial mayor del iris. Las arterias ciliares largas se encargan de la vascularización de la coroides anterior, del músculo ciliar, y del iris.
  • Arterias ciliares cortas posteriores. Nacen de las arterias ciliares largas posteriores, pero también pueden originarse directamente de la arteria oftálmica. En número variable, de 8 ó 9, se introducen en el globo ocular alrededor del nervio óptico. Su destino es la vascularización de la coroides.
  • Arteria central de la retina. Con mayor frecuencia arranca de la arteria oftálmica, aunque también puede hacerlo de una ciliar. Esta arteria entra en el nervio óptico por su cara inferior y a unos 10-12 mm del polo posterior del globo. Emerge en el fondo ocular a nivel de la papila, donde se divide en cuatro arteriolas: dos nasales y dos temporales. Cada una de ellas irriga un cuadrante retiniano.
  • Arteria lagrimal. Es de las ramas más importantes de la arteria oftálmica. Con 1,0 mm de diámetro, nace de ésta nada más cruzar de fuera adentro por encima al nervio óptico. Se dirige hacia adelante, arriba y afuera, pasando por debajo de la vena oftálmica superior con dirección a la glándula lagrimal, donde termina. En su trayecto da ramos destinados al recto lateral, al elevador del párpado y al recto superior.
  • Arteria supraorbitaria. Nace de la cara superior de la arteria oftálmica y a nivel de su porción media orbitaria. Puede salir, también, de la arteria etmoidal posterior y, a veces, de la arteria lagrimal. Se dirige hacia arriba y adelante, entre el oblicuo superior y el elevador del párpado, emergiendo de la órbita por la escotadura supraorbitaria. Daocasiones, para el recto superior.
  • Arterias musculares. Presentan gran variabilidad. El flujo sanguíneo emitido a la musculatura extraocular es muy elevado, posiblemente debido a su gran actividad. De ellas, la más constante es la arteria muscular inferointerna, que se origina de la porción supraóptica de la arteria oftálmica y se dirige a irrigar el recto inferior, el oblicuo inferior y, con frecuencia, el recto medio. Esta arteria da, normalmente, dos ramas: la interna que irriga al recto medio y al recto inferior, y la externa que cruza la cara superior del recto inferior. Junto con la vena y el nervio correspondiente, forman un pedículo que entra en el oblicuo inferior por su borde posterior, en el lugar en el que atraviesa el lado externo del recto inferior, a unos 12 mm del extremo temporal de la inserción escleral de este músculo. La irrigación de los otros músculos oculomotores: recto superior, oblicuo superior y recto lateral, puede proceder de ramos destacados de la arteria oftálmicadirectamente, de la arteria lagrimal, de la arteria supraorbitaria o de las arterias ciliares posteriores. Las arterias musculares en su terminación, a nivel de la inserción tendinosa del músculo recto en la esclera, por lo común dos ramas por músculo excepto el recto lateral que tiene una sola, se transforman en las arterias ciliares anteriores, que perforan a este nivel la esclera contribuyendo a formar el círculo arterial mayor del iris, junto a las dos arterias ciliares largas, que vienen de atrás adelante por el espacio supracoroideo de Schwalbe. Este dato anatómico tiene gran interés en cirugía de los músculos rectos. Hay que ser prudente en el número de músculos a desinsertar, sobre todo en personas mayores, para evitar que se produzca isquemia aguda del segmento anterior.
  • Arteria etmoidal posterior. Tiene su origen en la segunda porción de la cara superior de la arteria oftálmica. También puede proceder de las arterias supraorbitaria o lagrimal. Hace su trayecto hacia la pared interna de la órbita, entre el oblicuo superior y el elevador del párpado, en busca del canal etmoidal posterior, que atraviesa junto al nervio etmoido-esfenoidal de Luschka para irrigar las mucosas sinusal y nasal posterior. En el trayecto, aporta ramos musculares destinados al oblicuo superior y al elevador del párpado.
  • Arteria etmoidal anterior. Nace también de la arteria oftálmica, en su porción más adelantada. Se dirige hacia adentro, por debajo del oblicuo superior, para introducirse por el canal etmoidal anterior, junto con el nervio nasociliar, para alimentar la mucosa sinusal, nasal y el tabique. En su caminar por la órbita da algunos ramos destinados al músculo oblicuo superior.
  • Arterias palpebrales. Proceden de la arteria oftálmica, cerca de la “polea” del oblicuo superior. Son dos: la arteria palpebral superior, que tras perforar el septum orbitario a nivel del ángulo superointerno, se divide, a su vez, en dos ramas formando dos arcadas en el párpado superior: una cerca del borde libre, y otra superior a nivel de la zona más elevada del tarso, que discurre entre la cara anterior del tarso y el músculo orbicular. Y la arteria palpebral inferior, que irriga, también, mediante dos arcadas el párpado inferior. Ambas arterias palpebrales, en su porción externa, se anastomosan con ramos procedentes de la arteria lagrimal.
sistema autónomo visual

Organización controlador de la motilidad intrínseca. Está constituido por dos sistemas antagónicos entre sí: parasimpático y simpático.

sistema de poleas

Los músculos rectos (horizontales y verticales), inmediatamente antes de alcanzar el ecuador del ojo, atraviesan un “manguito” o “polea” compuesto de elastina, colágeno y fibra muscular lisa, en la que se inserta la cara orbitaria de los músculos  (Miller, 1993). Estas “poleas”, aun sin presentar realidad anatómica tan definida como la de la tróclea del oblicuo superior, conforma el verdadero origen del músculo (origen funcional), regulando sus movimientos. Tal vez debería hablarse de “polea funcional”. Cuando se orienta el ojo en determinada posición, la “polea” va a conseguir que los músculos rectos, tanto horizontales como verticales, en vez de cambiar su “línea de acción” en todo el trayecto del conjunto muscular, desde el vértice orbitario hasta su inserción anatómica en la esclera, lo hagan únicamente desde la “polea” hasta dicha inserción, manteniéndose prácticamente fija su dirección con respecto al globo ocular. Sin embargo, el trayecto muscular que mantiene la “línea de acción” del músculo en su porción posterior, desde el vértice orbitario hasta la “polea”, permanece fijo e inalterable con relación a la órbita. Quiere decirse que el verdadero efecto mecánico de la “polea funcional” es cambiar el eje de acción del músculo de acuerdo a la orientación que el globo presente. Esto tendrá como consecuencia que el eje de acción muscular efectivo (que sería el que se extiende desde la “polea” hasta la inserción escleral) mantenga su perpendicularidad con el eje de rotacióndel ojo (eje de Fick), y con ello mayor efectividad, ejerciendo su acción de modo más considerable que el conseguido con el eje de acción muscular clásico, extendido desde el origen orbitario a la inserción escleral, si no se tuviera en consideración el sistema de “poleas”. Al igual que la tróclea en el músculo oblicuo superior, las “poleas”en los músculos rectos horizontales serían el punto de origen funcional. Así se explica la importancia de las acciones musculares primarias sobre las otras dos de los músculos rectos, independientemente de la posición que tenga el ojo al realizar el movimiento. Es decir, que los rectos verticales tendrían esencialmente acción vertical de elevación o depresión (sea el recto superior o el inferior respectivamente) en todas las posiciones horizontales del ojo y los rectos horizontales tendrían acción horizontal fundamental de abducción o aducción (sea el recto lateral o el medial respectivamente) independientemente de la situación vertical que tenga el ojo cuando realiza el movimiento.

Estudios realizados por Joseph L. Demer, Sei Yeul Oh y Vadims Poukens desde el año 1995, han demostrado que cuando un músculo recto se contrae, su tensión actúa, por una parte y a través de las fibras de su cara bulbar, sobre el globo ocular, y por otra, a través de las fibras de su cara orbitaria, sobre la “polea”, que es llevada hacia atrás. De modo que la distancia entre la “polea” y la inserción escleral del músculo se mantiene constante. Al tiempo, la “polea” de su antagonista homolateral se adelanta por relajación de sus fibras musculares de acuerdo a la Ley de Hering (1879), manteniéndose, así mismo, constante la distancia habida entre las “poleas”, el centro de rotación del globo, y la existente entre éste y las “poleas” con relación a las inserciones esclerales de los músculos rectos antagonistas homolaterales. Hay, pues, regulación de la posición de las “poleas” en sentido anteroposterior.

El sistema de “poleas”, al cambiar los ejes de acción muscular, de acuerdo a la orientación del globo, permitiría una simplificación del control neurológico, para que en los movimientos a posiciones terciarias pueda aplicarse la Ley de Listing. Siempre sería más sencillo el control cerebral de las “poleas”, que el de la infinidad permanente de acciones carentes de conmutación. Todo esto al margen del quebrantamiento que, de modo constante, se hace a la Ley de Listing cada vez que realizamos un giro de rotación vestíbulo-ocular reflejo, secundario al movimiento postural de la cabeza rotando fuera del plano de Listing.

sistema linfático orbitario

El aspecto más conocido del drenaje linfático de la órbita es el referido al del aparato lagrimal, conjuntiva y párpados. Va a los grupos parotídeos y submandibulares. Recientemente Gausas, en 1999, identificó vasos linfáticos en la órbita.

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